En Córdoba y CABA se detectaron programas de prevención del consumo de tabaco impulsados por la industria tabacalera que, según la propia industria, contaban con el aval de entidades gubernamentales. FIC Argentina alertó a decisores políticos, quienes declararon que los acuerdos ya no están vigentes e instaron a las empresas a rectificar la información en su comunicación institucional.
(Buenos Aires, 2 de octubre de 2015) FIC Argentina monitoreó la existencia de acuerdos entre entidades gubernamentales y la industria tabacalera para el desarrollo de programas de prevención del tabaquismo en niños, niñas y adolescentes. Este tipo de programas -que se caracterizan por la exhibición de carteles en los puntos de venta que indican que está prohibido vender tabaco a menores de edad- fue implementado por la industria tabacalera en numerosos países y en varias jurisdicciones de la Argentina en las últimas décadas. A pesar de parecer políticamente correctos, el verdadero objetivo de estos programas, de acuerdo a los propios documentos internos de las tabacaleras, es impedir que se promulguen leyes eficaces para el control de tabaco, crear aliados para consolidar la influencia en ámbitos de gobierno y mejorar la imagen pública de la industria exhibiendo acciones avaladas por organismos de gobierno.
Durante el primer semestre de 2015, FIC Argentina llevó adelante una búsqueda exhaustiva a través de internet monitoreando los sitios web de la industria tabacalera, los de entidades de gobierno y portales de medios de alcance nacional y local con el objetivo de detectar indicios que den cuenta de posibles acuerdos entre la industria y los gobiernos para la implementación de los programas mencionados. A partir de esta investigación se detectó que en el sitio web de la tabacalera Nobleza Piccardo se declaraba la existencia de acuerdos con la Dirección de Coordinación de Políticas de Juventud del Ministerio de Desarrollo Social del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y la Defensoría de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes de la Provincia de Córdoba. También se detectó cartelería de los programas de la industria tabacalera en los puntos de venta de CABA y Córdoba. En los carteles hallados aparecían logos de las entidades gubernamentales.
En el caso de Córdoba, donde también se encontró una mención a un convenio en el sitio oficial de la Defensoría, referentes de FIC Argentina se reunieron con el Defensor Adjunto de las niñas, niños y adolescentes de Córdoba, Dr. Reynaldo Ritattore para expresar su preocupación por el acuerdo con la industria tabacalera. El Defensor aclaró que dicho acuerdo había caducado y se comprometió a retirarlo de la página web de la Defensoría (hecho que se verificó unos días después) y a instar a las tabacaleras a retirar la cartelería.
En el caso de la CABA, FIC Argentina se comunicó con Luciana Blasco, Coordinadora de la Dirección de la Juventud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, quien confirmó que el GCBA había mantenido un acuerdo con la industria tabacalera entre 2009 y 2010. No obstante, aclaró que el acuerdo ya no estaba vigente y se comprometió a intimar a Nobleza Piccardo a que lo retire de su sitio web.
Luego de las reuniones mantenidas por FIC Argentina y las autoridades de Córdoba y CABA, la Nobleza Piccardo retiró la mención de los acuerdos de su sitio.
Los intereses de la industria tabacalera y los objetivos de salud pública son irreconciliables. Así lo reconoce el Artículo 5.3 del Convenio Marco para el Control del Tabaco (primer tratado internacional de salud pública suscripto por 180 países), que sostiene que deben protegerse las políticas de control del tabaco de la interferencia de las tabacalera. La alusión a acuerdos con entidades gubernamentales en la comunicación institucional de la industria tabacalera es una estrategia para dar legitimidad a sus programas de Responsabilidad Social Empresaria. Ante el avance de las políticas de control de tabaco, desde principios de la década del ´80 las empresas tabacaleras se han esforzado por construir una imagen positiva ante la opinión pública a través del desarrollo de estos programas de prevención del consumo de tabaco en los jóvenes. No obstante, nunca se demostró su efectividad. De hecho, se han caracterizado por no tratar la problemática más preocupante del tabaco (adicción, muerte, daño a terceros) ni las soluciones eficaces científicamente probadas para abordarla. Estos programas enfatizan en la responsabilidad individual y dejan de lado los factores sociales o las políticas de control.