A raíz de los recientes anuncios, FIC Argentina advierte sobre ciertos requisitos que una medida fiscal sobre productos no saludables debe contemplar para tener un impacto en la protección de la salud.
(Buenos Aires, 8 de noviembre) El martes 31 de octubre, el Ministro de Hacienda de la Nación, Nicolás Dujovne, presentó un proyecto de reforma tributaria que incluye un nuevo esquema impositivo para productos no saludables como cigarrillos, bebidas alcohólicas y azucaradas.
El proyecto establece una modificación en las alícuotas de impuestos internos a estos productos. En el caso de bebidas alcohólicas como whisky, coñac y otras bebidas blancas, la alícuota pasaría del 20% al 20-29%; en las cervezas, del 8% al 17%; en espumosos y champañas, de 0% a 17% y, por último, la alícuota para vinos y sidras sería del 10% (actualmente es 0%). En relación a las bebidas gaseosas y otras sin alcohol que hoy tienen una alícuota de 4%-8%, el proyecto estipula un nuevo porcentaje de 0% para las bebidas sin azúcar añadido y de 17% para las que tienen azúcar añadido. Para los cigarrillos, por su parte, el proyecto establece un impuesto mínimo y una alícuota del 70%.
Al momento FIC Argentina no pudo tener acceso al texto completo del proyecto para hacer estimaciones y modelar el impacto sanitario de la medida. «Si bien durante el anuncio el Ministro señaló que la medida está en consonancia con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, es necesario conocer detalles de la norma para poder evaluar si realmente tendrá impacto en la reducción del consumo de los productos alcanzados», señaló Belén Rios, codirectora de FIC Argentina. «A partir de la información disponible hay cuestiones que nos preocupan. En el caso de los cigarrillos, por ejemplo, se propone una baja de los impuestos del 75% al 70%, lo cual implicaría un retroceso en la protección de la salud», agregó.
Para que una medida fiscal logre desincentivar el consumo de productos no saludables debe haber sido diseñada con un objetivo de salud pública y contemplar ciertos requisitos. En primer lugar, el incremento de impuestos debe trasladarse a un aumento de los precios, tal como lo establecen los estándares internacionales. De lo contrario, se trataría de una política meramente recaudatoria y no de salud. A su vez, estas medidas deben incluir un sistema de control y actualización de los precios para evitar que la inflación y el crecimiento de los ingresos licuen su impacto.
Por otro lado, un eje clave de las medidas fiscales que persiguen objetivos de salud pública, es que su proceso de diseño e implementación debe estar libre de la interferencia de las industrias involucradas para evitar torcer el rumbo de la política. Por último, es necesario promover políticas integrales que abarquen otros aspectos del entorno como por ejemplo la exposición constante a publicidad de alimentos no saludables, el aumento de la exhibición de paquetes de cigarrillos en los kioscos, entre otros.
«Celebramos que sea un tema en discusión en la agenda del gobierno y quedamos a disposición desde la sociedad civil para colaborar con el diseño de una política efectiva que se proponga reducir el impacto del tabaquismo y del consumo excesivo de bebidas azucaradas y alcohólicas en nuestra población», concluyó Belén Rios.
Las enfermedades no transmisibles (cardio y cerebro vascular, diabetes, cáncer y enfermedades respiratorias crónicas) constituyen la primera causa de muerte en nuestro país y en el mundo. Sus principales factores de riesgo son el consumo de tabaco, la mala alimentación, el sedentarismo y el consumo excesivo de alcohol. Por eso, es necesario avanzar con políticas públicas efectivas que prevengan estos factores y promuevan la creación de entornos saludables.