El estudio comparó el contenido de sodio de 292 alimentos procesados con las metas de la ley nacional para la reducción de sal. Si bien se pudo conocer que el 85% de los productos evaluados ya cumplen con los valores máximos establecidos por la norma, todavía sigue siendo alto el contenido de sodio de muchos grupos de alimentos y están dadas las condiciones para avanzar hacia metas más ambiciosas con el objetivo de lograr una reducción en el consumo de sodio de la población.
(Buenos Aires, 10 de marzo de 2015). En el marco de la Semana Mundial de la Sal, que se celebra entre el 16 y 22 de marzo, la Fundación Interamericana del Corazón Argentina presentó una investigación que comparó el contenido de sodio de 292 alimentos con los valores máximos establecidos por la ley nacional n° 26905.
La ley, sancionada en el 2013 y en vigencia desde diciembre de 2014, establece una primera meta de descenso de sodio con valores máximos permitidos para los siguientes grupos de alimentos: productos cárnicos y derivados, farináceos y sopas. Al mismo tiempo, faculta al Ministerio de Salud de la Nación a establecer gradualmente metas más ambiciosas de reducción de sodio y a agregar nuevos grupos a la lista original. Además, la norma incluye campañas de concientización a la población y estrategias en restaurantes.
Durante el 2014, FIC Argentina revisó el contenido de sodio de 1320 productos de las grandes marcas disponibles en el mercado nacional, de los cuales 292 productos corresponden a las categorías contempladas por la ley para esta primera etapa de reducción de sodio. A partir de esta revisión, se pudo conocer que pocos meses antes de su entrada en vigencia, solo el 15% de los productos analizados excedían los límites fijados por la normativa.
El estudio encontró que de los 55 productos cárnicos evaluados (hamburguesas, embutidos, chacinados, etc.), sólo 5 excedían el límite de la ley, de los 210 productos farináceos evaluados (panes, galletitas, crackers, snacks, etc.) solo 39 excedían el limite y en el caso de las sopas, ninguno de los 27 productos superaban los valores máximos de la ley.
A pesar de que la mayor parte de los alimentos evaluados ya cumplen con la primera etapa de descenso de sodio fijada por la ley, los niveles de sal siguen siendo muy elevados en los grupos de alimentos procesados. Por ejemplo, los chacinados secos (salame, salamín, etc.) presentan un promedio de sodio de 1336,2 mg cada 100gr de producto; los chorizos, 1041mg/100gr; snacks galletas, 873,8mg/100gr; los chacinados cocidos (salchichas, mortadela, jamón cocido, etc.), 833,2mg sodio/100gr; los snacks, 767,5mg/100gr; las hamburguesas 720mg/100gr; las galletitas crackers sin salvado 566,3mg/100gr; los empanados de pollo 515,1mg/100gr; y los panes con salvado: 506,8 mg/100gr. Por otra parte, otros alimentos no incluidos en las metas establecidas por la ley para la reducción de sodio, también tienen alto contenido de sodio: los aderezos (1228,1mg/100gr), comidas listas (993,4mg/100gr), los quesos (703,5mg/100gr), las tapas de pascualina (625,7mg/100gr), las tapas de empanadas (618,6mg/100gr), y las pizzas (505,4 mg/100gr), entre otros.
«Argentina es el primer país de América Latina en regular por ley el contenido de sodio en alimentos procesados, se trata de una ley pionera en la región y es alentador que la mayor parte de los productos de las grandes marcas ya cumplen con las metas de descenso fijadas para esta primera etapa. Sin embargo, el contenido de sodio en los alimentos procesados continua siendo muy alto y por ello es fundamental profundizar el alcance de la ley fijando nuevas y más ambiciosas metas de descenso y extender la regulación al resto de los grupos de alimentos no contemplados por la ley actualmente», sostiene Lorena Allemandi, directora del área de políticas de alimentación saludable de la Fundación Interamericana del Corazón Argentina.
«La primera causa de muerte en la Argentina es la hipertensión arterial que genera discapacidad y pérdida de la calidad de vida por eventos cardio y cerebro vasculares, especialmente en los sectores sociales más vulnerables. Su principal factor de riesgo es el excesivo consumo de sal, por ello es fundamental, por un lado, seguir profundizando la política de reducción de sodio y, por otro, que el Estado implemente políticas integrales más amplias que reduzcan el marketing de alimentos no saludables y que aumenten el acceso y el consumo de alimentos naturales y saludables como frutas, verduras, y agua potable gratuita», concluyó Allemandi.
Alrededor del 70% de la sal que consumimos proviene de los alimentos procesados. La Organización Mundial de la Salud recomienda una ingesta diaria de 5 gr. de sal que equivale a 2000 mg. de sodio. El consumo en Argentina duplica esta recomendación. La disminución de 3 gr. de la ingesta diaria de sal de la población argentina evitaría en nuestro país cerca de 6.000 muertes por enfermedad cardiovascular y ataques cerebrales, y aproximadamente 60.000 eventos cada año.
De la misma forma, también en el marco de la Semana de la Sal, la Organización Panamericana de la Salud difundió un documento que establece metas regionales de reducción de sal que servirán como punto de partida para promover la reducción del consumo de sodio en América Latina.